martes, 20 de diciembre de 2011

¡Extra extra!

Pené (del latín penis) anatomía. Órgano masculino del hombre y de algunos animales que sirve para miccionar y copular, debatir combatir, compartir, recalcar, rudimetar como arma blanca, pensar en reconciliaciones, pensar en conflagraciones por negaciones aristócratas, reír y llorar, no compartir, cojer, amarrar y tener que huir, experimentar con pasiones, recalcar admiraciones y después cambiar la ruta por eternas reflexiones, busca en medio y dobla allá, encontrando algún indicio de lo que puedas fallar, no usarlo y presumirlo, en cargarlo y cabalgarlo como un santo ante asesino, arrepentirlo y negarlo, flexionarlo, no negarlo, restaurado hasta en excesos y después ensangrentarlo, en esos días inesperados cuando hay mas ganas que ascos y reírse después y morirse después cambiar la ruta por eternas reflexiones, busca en medio y dobla allá, encontrando algún indicio de lo que puedas fallar, no usarlo y presumirlo, por que es algo tan barato, usarse con cuidado es perder placer al tacto, guardarlo o tirarlo, tal vez lo que sea como sea y mostrar cara de fiasco cuando pensamos con el, y vivimos por los pensamientos de el.

* * *


La constancia de la vida que se ha interesado en mi, me envejece mas rápido de lo normal. Los motivos austeros del buen comportamiento ya no son buenos consejeros , sino que se han convertido en astillas bajo mi piel dócil, a cada momento, a cada instante y a cada hora me recuerdan que vivir no es una elección, sino una fuerza, y es algo que no esta en mi el desaparecer, aunque disponga mi propia elección, ya no se elige vivir o morir al gusto, estoy pegado a mi propia norma espiritual de no hacer daño a nadie, y eso borra mis inquietudes de autodestrucción, ya que eso arrastra a todo lo que quiero,

¿Que hacer?

Podria dejarme arrastrar por la melancolíaia y la nostalgia, sufriendo y saboreando el dolor a cada momento, a cada recuerdo, eso tendría o seria un modo de vivir, otro, sucumbido por el coraje de ser lo que no soy rezagarme a una vida monótona y repetitiva, donde el motivo final sea al final del dia, y no a un largo plan a futuro, hundirme hasta el cuello de mentiras y soberbias, recobrar instintos perdidos de busqueda sin sentido de vanos sentimientos, a no ver a travez de nadie, solo observarlos de lejos, podridos entes de somnolencia capitalista, y disfrazarme de ellos, y al tiempo ser como ellos, mierdas reales en situaciones que no queramos que fueran tan reales.


* * *


AFUERA

Yo aquí sentado y el mundo seguía moviéndose,

La lluvia no cesaba y no quería ser parte de ella,

Espere a que mis manos vomitaran y mi corazón se fuera

Así centre todo lo que tenia y empecé a pensar,

Recé un poco, si, tengo mis buenos rezos, tengo mis versiones

Y me funcionan...

Y me funcionan, y me funcionas

Llegue a ser insoluto, llegue a cree en una existencia,

En un mundo de dones, magia y muerte extrema,

Llegue a crear ayuda, levante a los vivos, descanse a mis muertos

Llore por mi mismo y estalle en lágrimas alegres...

Todo en una noche, en unas horas, no en semanas, las semanas son

Para el trabajo, las horas son para uno mismo...y afuera el mundo

Sigue, y adentro esta lloviendo.

Pero que importa si he de mojarme, he creado un mundo seco,

Y el me ayudara, tendrá mis rezos y podré descansar


* * *

Que la sangre sea el lubricante

Que la sangre sea el lubricante,

y que mi rostro se contraiga ante el espejo,

que sueñe con ser ambiguo,

y tener un origen incierto,

que la sangre sea lubricante,

que la moral sea mi anticonceptivo, y así reírme del dolor,

sufrir por ese impedimento de vivir que se llama

felicidad,

gózame como si fuera el ultimo sobre la tierra,

un momento...lo soy, los demás se han elevado,

mis alas me han sido negadas así que me construyo

las mías, y no de cera, ni son para siempre,

solo a veces, cuando estas, me elevo 5 segundos.

y regreso, al momento despierto y te veo alejándote,

y pienso y digo, ahí va alguien que me eleva, y tu emprendes

el vuelo, tu eres del cielo, soy el ultimo en la tierra,

pero te agradezco que vengas de cuando en cuando a visitarme

y a hacer que la sangre sea el lubricante.





Sangre y polvo

El paso tambaleante estaba representado en el camino por el zigzagueo ocasional del sendero. Acá y allá se bifurcaban los pasos atiborrados de polvo y sudor, el jadeo continuo seguido con la inhalación esporádica de mocos e insectos cortaba el aire canicular a su paso, dando así una imagen solemne de pasos apresurados para llegar a algún lado. Cualesquiera que fueran, como sea que fuera.

Había pasado ya rato desde que se detuvieron a descansar, eso si, mirándose siempre con un dejo de desconfianza y temor, ahí, bajo el cobijo de un esquelético árbol se alcanzaban un poco a refrescar los ánimos y calores. Jugando con pequeñas piedras hirvientes y enramadas de espinas pudieron ventilar un poco las fulguraciones, dando así cabida para reanudar el viaje, agitado pero no revuelto, un poco menos tenso que las primeras leguas, pero aun con resentimiento.

Todo había comenzado por la misma razón por la que comenzaban muchos de los problemas que aquejan a tantos: el amor. Ese escurridizo placer agridulce que se nos presenta en una caja de bombones, o en un cañón de revolver justo entre los ojos. Y es que, hay tantas variantes para este mal, y viene en tantas presentaciones que cuando menos se piensa ya se le tiene envuelto entre las manos (o las piernas) revoloteando ahí sin dar tregua y cuartel a sus desprevenidos huéspedes.

Y tal como se dijo, el amor lo traían ahí a cuestas, tal vez era por eso que esas dos hermanas caminaban tan erguidas y tensas, y a cada tanto se daban de miradas, por el rabillo del ojo, y a veces directamente, en son retador, en pos de muerte. Se jugaban el paso; una acelerando, la otra siguiéndole. Se podían ver los músculos casi al rojo vivo y en sus bocas un grito ahogado, tal vez por respeto a su sangre, a sus antepasados quizá. Sentían en los dientes una presión de muchas libras de empuje desde la garganta, gutural y silenciosa, como tetera hirviente a punto de estallar, no se podría resistir mas. Eso no daba para más. Pero no. Nada pasaba. El flujo y reflujo emocional se sentía desde la úvula hasta el intestino, y de ahí para quien sabe donde, solo el sendero podía explicar la carga emocional que se traían y que se reflejaba entre cada suelazo dado en ese campo polvoriento que a nada les llevaba.

No había ya zigzaguear de senderos, por respeto a esa furia encontrada el camino se había vuelto recto, monótono, creyendo así tal vez poder apaciguar ese ardor que se veía desde distancia y que no pretendía apagarse. Ni piedras hirvientes para jugar, ni esqueléticos árboles se presentaban ya en el camino; ya no querían ser parte de aquella titánica confrontación. Y es que, dolía mas el trance, la tensión electroestática entre ellas, que una inminente batalla. Eso de pasar entre polvareda y respiraciones gigantes dejaba en pause todo en derredor, con un marcado signo de interrogación en cada detalle, en cada ramificación de ese paisaje venusino.

No hay pues, necesidad de presentar diálogos en esta instantánea de hechos, ajenos y propios se daban cuenta al primer vistazo de lo que se traían entre manos esa dualidad femenina, tal vez, desde el juicio de Paris no se había visto tanta competencia franca de orden celestial. Y es que la mujer, en confrontación, es más gruesa que cualquier calibre, es más dura que cualquier roble y perspicaz como solo ellas pueden serlo; las hermanas, retumbaban sus carnes a cada paso dado, se sentían las chispas de esas botas al hacer contacto con el suelo. A lo lejos, detrás de ellas, un ejercito de torvas nubes negras, grises (o grisú) por la naturaleza explosiva del ambiente que ahí se ejercía seguía a tropel a esos dos seres, como queriendo hacer el telón de fondo para la fina confrontación que debía llegar, no había marcha atrás, ya todos estaban enterados. Ahí se sacudiría el mundo.

Un viento aparatoso levanto algo de ese tímido polvo que por miedo parecía haberse asentado, esperando que los pasos atiborrados pasaran de largo sin hacer muesca en aquella confrontación familiar. Los ojos de las hermanas resintieron el ataque sorpresivo de la tierra al aire y con una gesticulación y un par de miradas potentes se apartaron los granos que les cegaban su andar. La cabellera suelta hacia su parte balanceándose de aquí a allá al compás del aire presuroso que daba ceremonia al roce accidental de esos dos seres belicosos, discurriendo aprisa y sin aviso por su cuerpo, sin mermar en el fulgor, ni los muchos grados de temperatura del que se conformaban, ella seguían en son de duelo, en son de amor.

El lugar de su destino se había olvidado desde hacia mucho tramo, y la idea de caminar en circulo, en aquellas circunstancias no hubiera parecido tan descabellada, cualquier cosa parecía factible para seguir manteniendo esos pasos casi hipnóticos, ese resoplar de odio interno con que a cada tanto se intercambiaban con la mirada. Ni el viento, ni el polvo, ni el sendero, ni la tormenta subyugarían jamás ese caminar tectónico con que hacían retumbar el suelo, un suelo inocente, ese suelo y ese camino que serian testigos de la catarsis que pronto habría de comenzar.

Ambas hermanas se acariciaban sus bolsillos de tanto en tanto, la imagen se podría describir como una sola persona caminando junto a un espejo, la imagen exacta que se reflejaba de las dos daba esa impresión. Cuando una se hurgaba el bolsillo con su mano izquierda, la otra hacia lo mismo con su mano derecha, impidiendo ese fenómeno que una u otra viera sus intenciones. Y en ese hurgar se encontraban un pequeño puñal, como ironía del destino: la misma marca, la misma maquila, el mismo regalo, hecha a cada una por ese mismo hombre, ese por el que ellas se batirían en duelo.

Un relámpago surco el cielo, a los pocos segundos el sonido ensordecedor de un trueno, la algarabía de la naturaleza animada por el viendo torrencial marcaban el cuadro para aquella confrontación. El grito de rabia no se pudo distinguir de entra las dos, ni tampoco la furia liberada, si un rayo hubiera alcanzado a alguna nadie lo hubiera notado, era mas el voltaje de aquella estática de animadversión que cualquier fenómeno natural, bueno ¿no era acaso aquel duelo un fenómeno natural? Y si lo era o no, no iba al caso, los puñales ya resplandecían a cada centella pasajera, los ojos muy abiertos y la sonrisa maliciosa de las guerreras están en su cumbre álgida y ya nada las detendría…Un estilete rozaba la mejilla de una, marcándola con un hilo de color escarlata que tomaba surcos por su rostro…la daga enemiga chocaba con su adversaria produciendo chispas naranjas…los dos cuchillos se movían de acá y allá, mientras las gotas de lluvia se confabulaban con las de sangre, con sus lagrimas y las de sus antepasados…un golpe aquí, un puñetazo al estomago, una daga cae al suelo, y sin tiempo de recogerla…las manos quieren servir de escudo, pero no se puede hacer mucho contra una hoja de acero bien trabajada…la hoja de acero a atravesado un corazón, no se sabría decir de cual de las dos, tal vez es un mismo corazón, pero lo ha partido, cuatro partes de dos corazones caen en el sendero, y la algarabía de los alrededores no se hace esperar.

Al fin, el sollozo del noto es todo lo que se llega a escuchar después de aquel épico encuentro. La mujer triunfante no piensa en festejar, ni en lamentar siquiera, simplemente camina, como lo había hecho desde hacia ya tiempo, la sangre le hace un cortejo, y como un réquiem se le presenta, no se podría dar muchos pasos en esa condición, ha vencido, ¿pero a que precio? esa hermana de las dos hermanas cae también fulminada por el duelo, tal vez en paz, tal vez en guerra, pero ahí, en el sendero su cuerpo ha quedado desplomado.

No se podría decir que la tristeza de la escena encontrada era por lo laceradas que habían encontrado a esos dos inseparables princesas, mas bien era por el hecho de que dos sólidas hermanas se hayan dado tan penosa muerte y por razones tan ínfimas como las de aquellas circunstancias. Aun así, se procedió a levantarlas del polvo y llevarles a dar cristiana sepultura, si. A otro polvo. Allá, acompañadas por una peculiar procesión van las ya despechadas victimas de la pasión. Entre tristes payasos, inflexibles trapecistas, un lacrimoso fortachón, algunos simios amaestrados, una desplomada contorsionista y un maestro de ceremonias tambaleante y en ruinas los que daban sus últimos respetos a las hermanas Roma, apellido de las dos infortunadas. Unidas por un mismo hombre y un mismo nombre: Suni, nombre tan raro como su misma naturaleza. Así ellas por fin descansaban ya en paz.

Al día siguiente, sábado ya, un letrero póstumo, sobre una madera pintada de negro, con letras blancas y un moño de luto anunciaba a los espectadores del gran circo que el número estelar de las siamesas Roma quedaba fuera del programa por la inesperada partida de tan singular personaje.

Miscelánea de mis extractos.

Nox intempesta

Entre penumbras noctámbulas

entre pasturas de tela, allá ibas,

y en el arrobamiento del vigiliae

en la noche, no temía. Lamia.

Tu espalda. El darme la espalda

no me dolió como en otras ocasiones

al contrario, hacia encaminarme

a ella, la veía reflejar el leve

filtro de luz que me persuadía

a admirarla, palmearla, tenderme

en ella, y saborear mi nox intempesta

a placer. Ahí con vos sin voz,

solo el simple silencio de la

luz tenue, tu cuerpo, la silueta

como una montaña ante la luz

estelar, ¡brillabas! y tu tal vez

soñando con luz, deslumbrada,

y yo con mi sonrisa, con mis manos

sobre ti, un abrazo, mega abrazo,

era yo y tu, un leve movimiento;

por que aun en tu letargo de ensueño

respondías a mi tacto con un sutil

movimiento de placer (pienso yo)

o tal vez era el instinto a lo externo,

pero eso externo era yo, y con esa

conceptualización podía dormir

tranquilo. En paz y contigo.


-* * *


¡Musica maestro, musica!


No soy proxeneta de la música,


ni matizare mis intenciones


para ponerle un código de barras,


No la entregare al postor, ni al


impostor oyente que no comprende,

no pienso cubrirme con sus notas

solo para definir mi ego tortuoso,

sino para trasmitir lo que pudiera

ser mi visión melómana de la vida.

No quiero darte sones vacíos y

palabras rebuscadas, sino dones


de estío y reflujos de mi alma.

Entiéndelo bien, a la sinceridad no

se le abocan piastras ni se le

desdeñan virtudes de ese modo,

La música se tiene que ir, a como

sale, a su modo, llegar al que deba

llegar, con una mueca en su alma,

será como en pronto pago por haber

aprendido a guiar nuestros

propios sentires.


* * *


Es interesante, de cómo cambia de repente

el sentir del viento, el silencio de los gritos,

las pausas del ajetreo. Como repelente, con

la paciencia de un cuentagotas se va arrinconando

el gazapo (tómese como error gramatical, o como

la inocencia de conejillo) Si. El acomodo mediático

ese que siempre ha de llegar, no era un rincón,

bueno, era algo mejor que eso, era rincón cuando

debía ser rincón, era páramo cuando debíamos

ser enamorados, y era panteón cuando me sentía

un dios, pero de esos dioses callados, de esos que

no se confabulan ni se entrometen, de esos que

son silencio y sudor, caricias y susurros, si, lo era

cuando debía serlo, lo fui, y no hay tiempo para

arrepentimientos por que aun seguimos en la ruta.

Pero, sigue siendo interesante, afortunadamente,

para bien o para mal, sigue siendo interesante.

Interés de antes.


* * *


Yo te conozco y te he sentido, más que en palabras

mas en motivos, ya a pesar de todo, ya a pesar de nada

aquí estas dentro, puede que en un rincón, o en todo el

esplendor escarlata de mi pecho, pero ahí estas, y no

hay necesidad de moverte, me dicen y me dirán que si

eso es todo lo que veo en ti, ¿habrá más necesidad?

si en vista de rayos equis modulados a nuestra amistad

he visto lo que debo mirar, no hay mas necesidad de querer

explorar eso que te toco mostrar, muy a tu pesar, y tal vez

muy al mío, veo veo que vez, pues lo que todos no pueden

ver: la fragilidad de la piedra, donde todos quieren encontrar


el hueco o la fisura que la haga derrumbar

* * *


Mírate, el espejo si miente,

uno mismo se dice la verdad,

¿Confiar en un montón de arena arrejuntada?

vaya conflicto, si en palabras bonitas

y genuflexiones genuinas se nos han engañado.

Así que mejor, saldríamos a caminar,

o a reírnos de una nube en forma de otra nube más grande

como queriéndola imitar, o a reírnos de nosotros

que nos queremos imitar porque tal vez

somos parecidos y eso sería como el doble

exponencial de uno mismo. Si, ese mismo, al que el espejo

le miente y que ni las caminatas, ni las nubes copycats

lograran engañar, ya no mas amiga,

porque la perspicacia para descubrir los engaños

hace mucho tiempo que dejo de sorprendernos,

el encontrar las falsedades ya no nos horrorizan,

o al menos nos han hecho buenos actores dramáticos

al fingir horrorizados sus mentiras, así que, no finjas

que te gustara este escrito, lo sabré si nos mentimos.



* * *


Mis sentidos…muy sentido.

¿Donde estas cuando no te necesito?

¿Cuando te necesito si aquí estas?

Te vi llegar, tal vez perdida…pero ahí estabas.

Entraste con una brisa en conjunto.

fue un marco afable donde confirme de nuevo

la existencia de algún sentido, de los cinco

que solía tener.

Te olí, gracias al viento nocturno, de ahí mí

arrobamiento. Luego, aquí moraste, por un

tiempo, que fue largo y corto. Largo para

acercarme a ti, y corto para tenerte.

Aun así los sentidos se fueron presentando,

mi vista en deleite te preservo, de arriba abajo.

Mis oídos estaban atentos hasta en el respirar,

en esa tu voz, (no de ángel, jamás he escuchado

a alguno) sino reconfortante, suave, entre

susurros, cobijados por una penumbra respetuosa

y una temperatura mejor. Así, después de un rato

llego el tacto, ahí si, pequeño me pareció tu cuerpo,

que recorrí con respeto mil y una vez, ¿todo para mi?

pero los dos gozábamos, mis manos fueron pequeñas,

solo muñones a comparación con ese físico, que ahí

mismo se hizo etéreo. Así fue, así sentí, mis sentidos.

Luego, después de un par de suspiros, te vi partir. Ahora tal vez

un poco encontrada contigo misma.


Todos mios y de ustedes.