martes, 28 de mayo de 2019



Tus ojos espejo...

En la claridad de tus ojos me he visto más bonito,
en el veronés de una calma entre nostálgica y anhelo
vi mi rostro menos feo y hasta oblicuo
en un dinamismo sonriente

vi mi frente tan marcada siendo un llano de tersura,
en un gesto en parsimonia más no triste ni angustiado
Vi arrugas prisioneras partiendo de mis comisuras
pues mi labios anunciaban una sonrisa certera

Y de un momento a otro, miré mis propios ojos
en reflejo.
Abertura ante lo tuyo, unos faros cazadores
que al ver tus ojos y todo tu ser entero
logré ver de nuevo, una felicidad en ciernes
retraída, desde hacía mucho tiempo.

(qué bonitos son tus ojos)





Sin compromiso

No tienes que responder nada
te puedes ir quedando con todo
hay respuestas tan innecesarias
que serían un irónico pleonasmo.

No tienes que hacer nada
si nada te nace hacer
solo tu ser que existe
es la mejor respuesta:

el mejor paisaje,
el arte en sí mismo
que se auto completa
en una versión perfecta.

No tienes que decir nada,
ni siquiera sonreír si no te place,
si tu  mera presencia es base
para los suspiros reales
para admirarte
para sentirte
con eso basta.


El corazón roto.


Tengo el corazón roto, he de admitirlo
a cada paso que he dado desde aquella vez
se mueve por todo mi cuerpo como los humores,
haciendo un ruido infernal que me hace un pesar
el estar avanzando

como una hojalata maquinal, se capta mi presencia
a la distancia por el sólo hecho de moverme.
Y yo, taciturno casi siempre me he sentado en la vereda
tratando de ir juntando cada pieza, paso a paso buscando
que embonen como estaba antes (no perfecto pero si más sólido)

A veces y por ratos me he dado cuenta que sin querer no hace
tanto ruido, cuando me distraigo o sonrío. Como tomando ritmo,
otrora sístole y diástole ahora es un paso sí y el otro no. Y deja de
doler, de raspar. Por eso he pensado que tal vez así debe de ser:
tomando un ritmo, por si ya no vuelve a ser un corazón entero
al menos será mi cuerpo un cuerpo con un corazón en cada parte.

Y aunque soy un monolito bailarín, y seguir un compás con el cuerpo
me parece trabajoso, sé que podré ir adaptando mi andar y dejar de hacer
un escándalo atroz para tomar un camino de armonía, dolor, felicidad, odio
y amor a intervalos más sanos que el de unos pasos tan pesados y de un
estruendoso existir carente de paz.




Obra: Corazón frutal, tinta y óleo. Autor: Tito Rosales











No hay comentarios:

Publicar un comentario